Características Laycos

Los Árboles Ya Cuentan Oscuros Secretos – Capítulo III

-¿Qué te pongo? - Preguntó el barman que parecía no haberse duchado en una semana.

-¿Por qué me gustarán estos tugurios?. - Se preguntó Noa al mismo tiempo que pedía un whisky doble. Una parada de rutina en el bar de la esquina antes de subir a casa, o más bien, miedo a enfrentarse a lo que sabía. Lo que le esperaba a continuación, hizo que fuese al final más de un whisky los que se tomara.

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Ya sentía el efecto del alcohol cuando sacó las llaves para abrir la puerta.

Entró e hizo algo que nunca había hecho nada más llegar a casa, encendió su viejo portátil. Prácticamente lo usaba todos los días para leer noticias y los emails de clientes, pero nunca había sido una prioridad al volver “al hogar”.

Abrió el navegador y tecleó www.laycos.net. - ¡Increíble! ¡Por fin me he aprendido una dirección! - exclamó, ella que siempre usaba los favoritos o a la Sra. Google, como llamaba al buscador intentando ser graciosa, algo que obviamente, no conseguía.

La curiosidad le pudo, y se puso a navegar en la web de Laycos. Le llamó mucho la atención toda la información que leía: problemas en la comunicación interna de las organizaciones, tiempo perdido por los empleados buscando información y algo que sabía que a ella le iba a costar, aumento de productividad usando... ¿tecnología social? A ella, que ni le gustaba la tecnología ni era muy sociable. Esas dos palabras juntas consiguieron arrancarle una leve sonrisa.

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No duró mucho. Rápidamente la seriedad volvió a su rostro. Continuó leyendo: Laycos aseguraba ayudarte en tu día a día mejorando la comunicación, y algo ya había conseguido con ella, si no, no habría estado tanto tiempo mirando aquella web.

El alcohol y las emociones de aquella noche fuera de lo común seguían haciendo estragos en su cuerpo. Noa se sentía cada vez más y más cansada. Aún así, no podía despegar sus ojos, ya casi cerrados, de aquella pantalla. Y entonces, leyó algo que le sorprendió:

Te acompañamos durante todo el camino.

-¿En serio?

Laycos no sólo prometía darte una aplicación que mejorara tu productividad, sino que también te ayudaba en la implantación. Eso tenía que probarlo y más ahora, que tenía que aprender a usar esta herramienta para indagar en toda la información que pensaba tomar prestada de la cuenta de Steve.

En un esfuerzo por no dormirse, consiguió rellenar el formulario de contacto de la web, pulsó en el botón de enviar y entonces, y sólo entonces, se durmió.

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-¡Tienes un email! - sonaba una y otra vez por el altavoz del ordenador. Un sonido que su vecino Luke, lo más parecido a un amigo que tenía Noa, había configurado para que sonase cuando llegase un nuevo correo. Todo por hacerla rabiar dado su conocido rechazo por la película de Meg Ryan y Tom Hanks.

No eres nada romántica, le achacaba Luke a Noa con gran sarcasmo cada vez que llegaba un nuevo email en su presencia. Noa, a pesar de sus casi infinitos intentos, aún no había conseguido cambiarlo. Ni el sonido, ni a su vecino.

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Noa abrió los ojos como si de una película se tratase, pestañeó lentamente y miró la aún borrosa pantalla. Comenzó a pulsar teclas sin ningún sentido, sólo quería que aquella maldita frase parase de rebotar en su cabeza.

-¡Dios!, la última copa me sentó horrible.

Con sus manos medio inmóviles por haber dormido encima de ellas, se restregó como pudo los ojos, acercó el portátil y una taza de café frío del día anterior, que aún seguía en la mesa. Aun así, se lo bebió de un trago.

Las palabras comenzaban a ordenarse en aquella pantalla y, poco a poco, conseguía ir leyendo lo que ponía el nuevo email.

La remitente era una tal Alana, de la empresa Laycos Network SLU.

-¿Pero cuánto he dormido? - No era posible, ya había obtenido respuesta de Laycos y el formulario de contacto lo había enviado hacía unas horas nada más:

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Estimada Noa Macmillan,

mi nombre es Alana Brown y seré tu ayudante en Laycos. Nos alegra que te hayas puesto en contacto con nosotros. Vemos que ya tienes un usuario de Laycos con este email, ¿en qué podemos ayudarte?

Si necesitas una visita guiada por la aplicación podemos concretar una cita para explicarte por video conferencia nuestra herramienta de comunicación.

Recibe un cordial saludo.

Alana Brown
Consultora de Laycos Network SLU

No podía ser tan fácil. Acababa de conseguir una demostración de Laycos, justo lo que necesitaba. Después de esto, no debería ser difícil investigar la cuenta del señor Tanenbaum, al fin y al cabo, no le había costado nada entrar la noche anterior y moverse por la aplicación, así que menos le costaría después de esta formación gratuita que le acababan de ofrecer.

No tardó en contestar al email pidiendo la demostración lo antes posible. Esa misma tarde, Noa se despedía de Alana sabiendo usar un poco más Laycos.

-Ya sé Kung Fu-