Red Social Corporativa

¿Con quién estás conectado?

Las redes sociales han conectado a miles de millones de personas. Si observamos cómo han evolucionado en estos últimos años, tenemos la sensación de haber partido de una pequeña aldea remota poco comunicada y haber llegado a un universo lleno de galaxias. Es maravilloso todo lo que ha pasado: hemos sido capaces de construir un nuevo mundo de conexiones que nos ha permitido hacer cosas inimaginables en el campo de la comunicación.


El viaje hacia un universo de galaxias conectadas


Compartimos ideas, sentimientos, ilusiones, noticias, oportunidades, momentos especiales… Compartimos historias. El viaje hacia ese universo de galaxias conectadas que son las redes sociales ha sido muy rápido. Los primeros en lanzarse fueron los más jóvenes, que sentían el vértigo que una nueva forma de comunicar, conversar y conectar les proporcionaba. El formato multimedia fue el ingrediente clave: todo era más viral, más cercano, más intuitivo. Comunicar visualmente permite hacer las cosas más fácilmente, sin límites, sin procesos complejos.

Después todos fuimos llegando hacia esos nuevos espacios, en nuestras múltiples facetas de ciudadanos, consumidores, emisores y receptores de información… El móvil se fue convirtiendo en un objeto indispensable, y hoy miles de millones de personas lo usamos casi para todo.

En esa travesía, las empresas, las organizaciones y las administraciones públicas también adquirieron un billete. Primero, con temor, prudentes, interesados por lo que parecía estar ocurriendo, pero cautos ante esos conceptos tan potentes que sonaban con fuerza: prosumers, transparencia, democracia horizontal… Poco a poco, esos recelos fueron atenuándose, y algunas empresas se convirtieron en verdaderos abanderados de la revolución digital, innovando en sus formas de comunicar, vender y conectar con sus clientes. Podemos decir que esas organizaciones rompieron la membrana que les separaba del ecosistema digital y saltaron dentro.

Hoy casi ninguna empresa duda de la utilidad de formar parte de ese universo. Puedes ser parte muy activa, o adaptar una actitud más contemplativa, pero lo que casi nadie hace es decidir quedarse fuera. Porque ser un nodo de esa gran red, de esa gran madeja de conexiones nos permite interactuar mejor, entender mejor lo que ocurre, acceder a millones de datos que definen movimientos y permiten dibujar escenarios y diseñar estrategias.


Talento conectado o trabajo en silos, ¿qué elegirías?


El siguiente movimiento que está teniendo lugar en las organizaciones también tiene que ver con membranas y con conexiones.

Muchas empresas al nacer tienen un carácter casi unicelular, o como mucho son unas pocas células muy unidas entre sí. Todas esas células están perfectamente conectadas, muy próximas: todo se comparte y todos se conocen.

Cuando las empresas crecen, las células tienden a agruparse en grupos vinculados a funciones tradicionales: marketing, operaciones, tecnología, gestión de personas… Cada parte de ese organismo que evoluciona se especializa en sus funciones y en muchos casos se convierte en un silo que contempla a sus vecinos desde la distancia, y llega un momento en que la conexión, que sí existía en los orígenes, se pierde.

¿Qué sucede entonces? Justo lo contrario de lo que desea una organización: la información y el talento están desconectados, separados, y el potencial de la organización como red de nodos interconectados que comparten, aprenden, conversan y crean conjuntamente, se pierde.

Sin embargo, el mismo impulso que como individuos nos ha conducido a ir desarrollando nuestros contactos en el plano personal, está creando dentro de las organizaciones el mismo tipo de redes de conexiones que nos permiten hacer exactamente las mismas cosas interesantes: compartimos ideas, sentimientos, ilusiones, noticias, oportunidades, momentos especiales… Compartimos historias. Y también compartimos proyectos, conocimientos, dudas…


El futuro de las Redes Sociales Corporativas


La tecnología que impulsó las redes sociales apenas hace un suspiro, hoy impulsa las redes sociales corporativas como espacios de conexión, colaboración, cooperación y co-creación. Y ese deseo tan humano de compartir y conectar hace el resto.

Como decía hace años Seth Godin,

Todos estamos buscando tribus con las que conectar

Hoy, dentro de las organizaciones, también buscamos a las personas adecuadas para avanzar en nuestros proyectos, para aprender y desaprender, para unir talento.

El potencial que se abre ante nosotros al conectar el talento de nuestras organizaciones significa que más que sumar inteligencias, las multiplicamos.

El salto es exponencial porque estamos construyendo entre todos una nueva forma de trabajar.

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